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Estrategias para la construcción de equipos competitivos
“La clave es que somos un equipo, todas son importantes y eso nos hace funcionar»
Miki Oca (seleccionador español del equipo de waterpolo femenino, reciente campeón en el Mundial de Natación, Barcelona 2013)
El principal objetivo de la pretemporada consiste en preparar al equipo de forma óptima para que, llegado el inicio de la competición, alcance el mejor nivel de juego posible. Durante un tiempo de 5 a 6 semanas, dependiendo de la categoría, son distintas las áreas en las cuales se debe progresar: las características de los principios del juego que queremos desarrollar, la puesta a punto del elemento condicional, el conocimiento de los jugadores, la confección final de la plantilla (la incorporación de los nuevos y los descartes), la cohesión grupal, etc. Todos los contenidos a trabajar en pretemporada se deben comprender de forma global, al encontrarse interrelacionados y complementarse mutuamente.
El primer día de trabajo en pretemporada nos encontramos con un grupo de jugadores, y para el último, debemos tener construido un equipo. Este proceso tiene como base los vínculos sociales y afectivos que se crean entre todos sus componentes (cuerpo técnico y los jugadores). La calidad de estos lazos incidirá en las relaciones sociomotrices y, por ende, en el desarrollo de las tareas y en la consecución de los objetivos técnico-tácticos. Es así como una de nuestras las metas durante la estas semanas debe ser la de cohesionar al grupo en un equipo con miembros comprometidos en un objetivo común (aquello que muchos entrenadores llaman “hacer grupo”).
La construcción de un equipo
Construir un equipo es una tarea a desarrollar a lo largo de la temporada, y no sólo durante unas pocas semanas. Utilicemos como ejemplo la construcción de un faro: este se estructura de elementos estáticos como ladrillos y cemento, y de una lámpara que requiere de un mantenimiento periódico. Por su parte, los equipos de fútbol están compuestos por personas que interactúan unas con otras, y cuya relación es dinámica, es decir, que puede cambiar por distintos motivos (p.e. resultados, lesiones, liderazgo, intereses, competencia interna, etc.). Su estructura básica es más o menos similar durante la temporada, pues una vez iniciada la competición la rotación de jugadores no será alta. Sin embargo, la forma como trabajan en equipo puede variar, y la efectividad funcional también. Los conflictos o los desacuerdos son algo natural en las relaciones (no se pueden compartir siempre las mismas ideas y decisiones), pero lo importante es trabajar para que el equipo se mantenga unido a pesar de las circunstancias. En la pretemporada se construye “el faro”, pero hasta el último partido de liga se debe estar evaluando, potenciando y reparando para que siga brillando y cumpliendo su cometido (alumbrar-trabajar en equipo). Sólo de esta forma es posible mantenerlo en pie y haciendo que funcione eficazmente.
*Para ver el artículo completo es necesario ingresar a la revista digital fútbol-táctico.com.
Autor: Santiago Rivera Matiz