Adecuación del rendimiento psicológico tras la primera vuelta
Hemos alcanzado el ecuador de la liga y todavía queda mucho trabajo por delante. Algunos equipos han superado las expectativas, unos van consiguiendo sus objetivos y para otros las cosas no han salido como esperaban. En cualquier caso y con independencia de la urgencia, para mejorar siempre hay que llevar a cabo ajustes y atreverse a cambiar; y esa dosis de “valentía” en muchas situaciones es difícil de alcanzar.
En estos momentos una modificación en el sistema de juego o la incorporación de un jugador puede ser la clave, pero en otras, un cambio en la mentalidad del equipo también termina siendo fundamental. Es por ello que en esta ocasión vamos a analizar algunos aspectos relacionados con el factor psicológico, los cuales pueden ayudar a dar un giro al rendimiento del equipo. Se van a mencionar algunas estrategias que se pueden utilizar para conocer un poco mejor la situación de los entrenadores y jugadores; y se presentarán algunos puntos claves para sacar el mayor provecho de las mismas y de la información que con ellas se recoja. Asimismo, se comentarán algunas estrategias que se pueden poner en práctica para adecuar el rendimiento mental durante la segunda vuelta y de esta forma acercar al equipo a su mejor versión, y ojalá, sorprendernos al superar los objetivos iniciales de la temporada.
Adaptación al cambio
Para superarse es necesario llevar a cabo cambios positivos, los cuales pueden ser pequeñas modificaciones en alguna actitud o importantes giros en la mentalidad de un equipo (recordemos por ejemplo al Zaragoza de la temporada 2011-2012).
El cambio es inherente a las personas y a los grupos, y en su dinámica inciden numerosos factores internos y externos que lo modifican permanentemente. Todos ellos suponen retos y oportunidades de crecimiento de distintas características: algunos requieren la creación de nuevos hábitos como el implantar un corro al haber carecido de este durante la primera vuelta y mejorar la cohesión; otros son inesperados como la lesión de un jugador; o bien cotidianos como los conflictos interpersonales, la forma de jugar ante un rival u otro, o los resultados de la competición. En todo caso, siempre suponen un ajuste de hábitos, actitudes o roles dentro del equipo.
Por lo tanto, los cambios implican un proceso y en el fútbol la urgencia de resultados supone una dificultad añadida. Los tiempos de espera son prácticamente inexistentes y a capacidad de adaptación se vuelve una de las competencias psicológicas básicas en jugadores y entrenadores. Es por ello que la habilidad para recoger información relevante, saber qué uso darle y transformarla en acciones estratégicas es una necesidad. Ello supone un paso acelerado por las distintas etapas del proceso de cambio (adaptadas de Carr, 2007) y de desarrollo permanente:
Hemos alcanzado el ecuador de la liga y todavía queda mucho trabajo por delante. Algunos equipos han superado las expectativas, unos van consiguiendo sus objetivos y para otros las cosas no han salido como esperaban. En cualquier caso y con independencia de la urgencia, para mejorar siempre hay que llevar a cabo ajustes y atreverse a cambiar; y esa dosis de “valentía” en muchas situaciones es difícil de alcanzar.
En estos momentos una modificación en el sistema de juego o la incorporación de un jugador puede ser la clave, pero en otras, un cambio en la mentalidad del equipo también termina siendo fundamental. Es por ello que en esta ocasión vamos a analizar algunos aspectos relacionados con el factor psicológico, los cuales pueden ayudar a dar un giro al rendimiento del equipo. Se van a mencionar algunas estrategias que se pueden utilizar para conocer un poco mejor la situación de los entrenadores y jugadores; y se presentarán algunos puntos claves para sacar el mayor provecho de las mismas y de la información que con ellas se recoja. Asimismo, se comentarán algunas estrategias que se pueden poner en práctica para adecuar el rendimiento mental durante la segunda vuelta y de esta forma acercar al equipo a su mejor versión, y ojalá, sorprendernos al superar los objetivos iniciales de la temporada.
Adaptación al cambio
Para superarse es necesario llevar a cabo cambios positivos, los cuales pueden ser pequeñas modificaciones en alguna actitud o importantes giros en la mentalidad de un equipo (recordemos por ejemplo al Zaragoza de la temporada 2011-2012).
El cambio es inherente a las personas y a los grupos, y en su dinámica inciden numerosos factores internos y externos que lo modifican permanentemente. Todos ellos suponen retos y oportunidades de crecimiento de distintas características: algunos requieren la creación de nuevos hábitos como el implantar un corro al haber carecido de este durante la primera vuelta y mejorar la cohesión; otros son inesperados como la lesión de un jugador; o bien cotidianos como los conflictos interpersonales, la forma de jugar ante un rival u otro, o los resultados de la competición. En todo caso, siempre suponen un ajuste de hábitos, actitudes o roles dentro del equipo.
Por lo tanto, los cambios implican un proceso y en el fútbol la urgencia de resultados supone una dificultad añadida. Los tiempos de espera son prácticamente inexistentes y a capacidad de adaptación se vuelve una de las competencias psicológicas básicas en jugadores y entrenadores. Es por ello que la habilidad para recoger información relevante, saber qué uso darle y transformarla en acciones estratégicas es una necesidad. Ello supone un paso acelerado por las distintas etapas del proceso de cambio (adaptadas de Carr, 2007) y de desarrollo permanente:
*Para ver el artículo completo es necesario ingresar a la revista digital futbol-táctico.com
Autor: Santiago Rivera Matiz
Publicado el 27 marzo, 2013 en entrenadores, entrenamiento integrado, evaluación, fútbol, formación, fortalezas mentales, planificación, psicología del deporte y etiquetado en entrenamiento integrado, fútbol, planificación deportiva, psicología del deporte. Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.
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